Capitulo 4: Angeles Caidos (parte 3)
Para que sepais como llege a ser lo que ahora soy, mejor que os lo cuente una buena amiga mia...:
Para que sepais como llege a ser lo que ahora soy, mejor que os lo cuente una buena amiga mia...:
"Todo ocurrió una fría noche de Noviembre, el frío azotaba mis oscuros cabellos, empapándolo por la humedad. Como cada noche había salido a buscar una victima, algún alma pura que corromper. Fue entonces cuando lo vi, allí parado en una esquina, cuando se giro y su mirada se encontró con la mía enseguida supe lo que era por sus magníficos ojos azules, y creo que él intuyó lo mismo cuando vio mis terribles ojos negros.
Me acerque a él con paso decidido y sin apartar mi mirada de la suya.
-¿Cómo va Angelito? - pregunte con mi seductora voz cuando estuve lo suficientemente cerca.
- Tientas mucho a la suerte acercándote a mi - dijo con voz dulce - ser demoniaco.
- Solo busco un alma bondadosa a la que corromper - le susurre al oído de la forma mas seductora.
- No lo conseguirás - dijo. Note como le temblaba la voz.
Mi boca busco la suya, nuestras lenguas se enzarzaron en una pelea en la que el vencedor era imposible de adivinarse.
-La lujuria es uno de los 7 pecados capitales - le susurre al Ángel - y no pareces tener un muy buen control de tu cuerpo.
Ni siquiera me contesto, volvió a besarme, esta vez acercándome mucho mas a él. Mis manos acariciaban su espalda, y mis uñas rasgaban su piel. Oía sus placenteros aullidos de dolor y sentía la sangre recorrer mis dedos y luego como la herida cicatrizaba.
Sabia que se estaba corrompiendo tan solo con el roce de nuestros cuerpos.
- Eres perversa y maravillosa - gimió en mi oído.
- Lo se - dije con una sonrisa de satisfacción - hago bien mi trabajo.
- Llévame contigo al infierno - suplico entre beso y beso - quiero que ardamos juntos.
- Eso esta hecho - dije chasqueando mis dedos.
Entonces un redondel de fuego nos rodeo y nos llevo al lugar mas perverso y caluroso que existía, mi habitación."
Y por eso soy lo que soy, un Angel Caido, un Angel que a sucumbido al poder del mal. A diferencia de los Angeles, nuestros ojos son practicamente blancos, como si el color hubiese desaparecido, nuestra alas son negras. Nuestras armas, son las flechas oscuras, capaces de matar a los Angeles, igual que nos matan sus flechas de luz.
Ahora vago por el mundo en busca de almas a las que corromper y angeles a los que matar.
Me acerque a él con paso decidido y sin apartar mi mirada de la suya.
-¿Cómo va Angelito? - pregunte con mi seductora voz cuando estuve lo suficientemente cerca.
- Tientas mucho a la suerte acercándote a mi - dijo con voz dulce - ser demoniaco.
- Solo busco un alma bondadosa a la que corromper - le susurre al oído de la forma mas seductora.
- No lo conseguirás - dijo. Note como le temblaba la voz.
Mi boca busco la suya, nuestras lenguas se enzarzaron en una pelea en la que el vencedor era imposible de adivinarse.
-La lujuria es uno de los 7 pecados capitales - le susurre al Ángel - y no pareces tener un muy buen control de tu cuerpo.
Ni siquiera me contesto, volvió a besarme, esta vez acercándome mucho mas a él. Mis manos acariciaban su espalda, y mis uñas rasgaban su piel. Oía sus placenteros aullidos de dolor y sentía la sangre recorrer mis dedos y luego como la herida cicatrizaba.
Sabia que se estaba corrompiendo tan solo con el roce de nuestros cuerpos.
- Eres perversa y maravillosa - gimió en mi oído.
- Lo se - dije con una sonrisa de satisfacción - hago bien mi trabajo.
- Llévame contigo al infierno - suplico entre beso y beso - quiero que ardamos juntos.
- Eso esta hecho - dije chasqueando mis dedos.
Entonces un redondel de fuego nos rodeo y nos llevo al lugar mas perverso y caluroso que existía, mi habitación."
Y por eso soy lo que soy, un Angel Caido, un Angel que a sucumbido al poder del mal. A diferencia de los Angeles, nuestros ojos son practicamente blancos, como si el color hubiese desaparecido, nuestra alas son negras. Nuestras armas, son las flechas oscuras, capaces de matar a los Angeles, igual que nos matan sus flechas de luz.
Ahora vago por el mundo en busca de almas a las que corromper y angeles a los que matar.
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